miércoles, 31 de diciembre de 2014

Adiós, sin el corazón 2014

No quiero hacerle una oda al fracaso
no ha sido ni de cerca para tanto
aunque me base en negaciones
ha sido agridulce, pero un gran año.
Viviendo a mi forma la soledad
elegida como estilo de vida
para así poder continuar
y recuperar un poco de corazón.

Pero tengo que decir,
que casi la pierdo,
que en Enero fui gilipollas,
pero Marzo me hizo pensar,
que le debo muchas partes
de toda la cabeza que me queda
y solo sé, que mirarla a los ojos,
esos tan marrones y tan intensos,
hace que se agolpe todo lo que le dije
y en realidad solo pensaba
en poder estar como siempre.
La tormenta pasó con mucha calma
pero por fin se ablandó su ironía.

En Agosto escalé otra cúspide,
la bajada no fue muy buena,
tenía fecha de caducidad
y la impusimos nosotros,
dejamos de respetar lo que eramos
se perdía cada instante,
cada tarde que pasamos juntos,
pero la vela pelirroja se derretía
y lo mejor que hicimos,
fue apagar lo que quedaba,
quizá algún día pongamos otra.
Ya se verá, no hay prisa aún.

Las despedidas fueron duras
sobretodo la de Septiembre,
era algo que no me creía
hasta que se montó en el avión.
Los de aquí, te echamos en falta
pero no quiero que vuelvas
me apetece que triunfes
porque vales más de lo que tú crees.

Después me dediqué a vivir un poco,
entre el agua y los diseños
recuperando sensaciones perdidas
pensando que eran de otros tiempos.
Y se me olvidan las personas de Septiembre
aunque corta fue mi estancia
gente así se encuentra pocas veces,
son desconocidos pero aún así gigantes.
Noviembre solo dejó un año más,
un palo más a mi todavía corta vida
pero bueno voy tirando,
esperando que lleguen los veintidós.

Te creías que me olvidaba
pero no caerá esa breva
si tú, la que vive en Cáceres,
bueno y también en Madrid.
Que por muy enana que seas
eres de lo mejor que conozco,
dicen que lo bueno
está en las pequeñas cosas,
y yo soy de disfrutarlas.

Otro año que me dice adiós,
y que espero, no volvamos a vernos.
El siguiente será mejor,
ya lo veréis, si os lo digo yo...

Ál. Fdez

lunes, 15 de diciembre de 2014

Síndrome

El síndrome de felicidad no aguanta
porque es un dato inconsciente
que en su justa medida es dulce
y en exceso se vuelve desastre.

Aún juzgando a los felices,
noto que pierdo el tiempo
ya que no llego a su destino
y parece que todo está perdido.

Al igual que el síndrome de pensar,
no regula el termostato mental
ni soluciona ninguna vida
solo quiere dedicarse a mirar.

No llegas a pensar por pensar
tampoco a querer por amar,
o a soñar por dormir antes,
te limitas a apagar y reiniciar.

Con esto llego al síndrome de vivir,
es posible aumentar el dolor
y para mi imposible, superar la alegría,
por eso, somos cada paso que logramos dar.

No desdibujes ningún pensamiento
porque los versos son palabras con vida,
y las palabras vienen de pensar,
piensas cuando quizá sientes felicidad
y sufres para llegar hasta ella.

Deja tu histeria para el final,
los síndromes tienen poco que contar.