miércoles, 15 de octubre de 2014

El humo

El humo se dedica a invadir
a observar en cualquier sitio
se mete en tus pulmones
y solamente invade.

Invade como quién mira
toca como quién roza
se sumerge entre tu pelo
y arrastra firme tu respiración.

Congela hasta tus huesos
provoca que te quemes
soltando bocanadas sin aliento
que naufragan entre caladas.

Ni si quiera llegas a una sonrisa
pues es nauseabundo tu reflejo
apareces y te ocultas entre su olor
que ahora es fuerte en tu piel.

Comparo el humo con amar
porque borra y escribe a su antojo
se levanta, se rompe y se pega
pero nunca se queda.

Le gusta.
Le encanta.
Es insaciable.
Y se desmorona.
Late fuerte y explota.
No encuentra nada más.
Es una suposición aletargada.
Mientras surge de lo más hondo.

Ál. Fdez