lunes, 7 de diciembre de 2015

Cómo lo sabías

Te vuelves agua, cielo. Recuerda que hemos claudicado. Que nuestro sentimiento, ahora es plausible y de vez en cuando nos quita el sitio. Como un bombardeo. Un silencio que estremece a cualquiera. Que alegra a cualquiera. Que nos aciaga a ambos. Ahora corres y te corres. Pero a costa de quién o de qué. No digo nada y vienes con todo. Me acojonas. Pero yo también sé sacar los dientes. No te muerdo.

Para que veas, vives. Tiemblo. Tan incesante como casi siempre. Apago la televisión. Aborrezco el significado de las palabras huecas. El desafío es mutuo. Tú en el tuyo y yo, pues por ahí. Mientras, paseo. Encuentro irregulares en las cuentas. No me cabe en la cabeza. Me haces desertar y pensar en algo mejor. Pero me muevo. También me llamo gilipollas. Qué vamos a hacer si la puerta está cerrada. Tu respiración vuela alrededor de mis pupilas. Me vuelvo pereza. Nuestro sentimiento es incontrolable.

No miento. Igual que antes temblaba o me insultaba. Ahora, no miento. Trago con dificultad tus sonrisas. Son nuevas. Soy nuevo. Ya te extraño. ¿Sabes? Soy de Metro. Pero bajo tierra y no de altura. Fatigado de tantos puntos y tantas salidas. Solo puedo decirte una cosa:

Cómo lo sabías


Ál Fdez.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Sentémonos a hablar

Sentémonos a hablar. Ocúpate de las cervezas, del Winston y de no-sé-cuantas gilipolleces más. Ahora, por favor, no como en el pasado de antes. Dedícate a hacer todo aquello que me gustaba. Lanza una de tus miradas. Destrózame. Pero oye, con cuidado. No soy de cristal, soy de plástico pero me puedo quemar. ¿Algo más que decir? Deja de abrir las piernas con los ojos. Todo será más fácil si me dejas tocarte. Y no, no dejas que lo haga, adviertes mis intenciones y la banda se cierra de nuevo.

Apaga el móvil. Quiero que me hipnotices. Déjate de tonterías de una vez. Me hartas, me desespero, porque todo sucedía en una fracción de segundo y la otra parte en la que quedaba tiempo, era tu boca. A este paso, no sé que va a ser de ti. Queda mucha tarde, muchas discusiones y pocos frigoríficos. Esos en los que apoyaba tu espalda, cuando... Ya me entiendes, cuando te susurraba las ganas que tenía de follar-nos.

Coge la chaqueta que nos marchamos. Estoy cansado de mi inconformismo, de tus dudas y de la vida. Hoy no sé que es vivir, porque te echo de menos. Vuelves, retrocedes y te escapas. Vibramos con tanta incompetencia aparcada entre nuestros dedos. No paramos de tocarnos en mi conciencia. Me falta decirte. Me duele escucharte. Me traiciono mientras huelo tu perfume. El veneno me sobra y no quiero matarte. Fui guerrero hace tiempo, ahora soy un yonki que no escribe.

Hoy solo me queda un rato. El reflejo en el cristal del metro me traiciona. Demasiados espejos, demasiado asco. Todavía apesto a inconformismo, pasan los días y no hay reencuentro. Es un solo paso. El instante mortal entre tus cascos, mis labios y ese trozo de realidad que se queda en el plato. Muérdeme, que hoy no llevo veneno, hoy solo llevo vida.


Ál. Fdez

sábado, 12 de septiembre de 2015

He

He llegado hasta lo que quema.
He llegado hasta donde veo el punto.
He llegado hasta el 'y seguido' de mi.
He llegado a completar las ideas.

He planeado un rato en tu cama.
He planeado un recorrido inverso.
He planeado buscar la botella.
He planeado que me beses y bebas.

He conseguido que quemes mi piel.
He conseguido revivir en tus pliegues.
He conseguido ocultar mis cicatrices.
He conseguido respirar sin verte.

He olvidado que todavía existías
He olvidado que fuiste mi amnistía
He olvidado que me tocabas y moría.
He olvidado que ya ni te entendía.

He recordado que nos queremos,
He recordado que no puedo estar así.
He recordado que quiero probarte,
He recordado que desnuda eres mejor.


Ál Fdez

sábado, 5 de septiembre de 2015

Cerca del fin

Oscuro. Todo está oscuro. Pero no siente miedo, no pide ayuda, no piensa en una forma de escapar. Se encuentra en paz dentro de esta oscuridad. Todo ha ido tan deprisa que no le dio tiempo a procesar las emociones. Siempre le dijeron que lo importante era la familia, cuando no quedara nada, la familia estaría a su lado pero ¿qué queda cuando ni tu familia te apoya? Esa puta pregunta le torturaba día y noche. Sólo tenia 18 años, unas marcas en el brazo de cortes sin sentido, y un recuerdo de una infancia feliz. Empieza a reírse, como se ríen los locos de su locura, y decidió quedarse en esa oscuridad donde nada pasaba. Ni siquiera el tiempo. Donde estaba en paz con el mundo.

La bañera quiso encontrarle, arroparle y desangrarle. Las horas pasaban, volaba su vida, moría en el agua. Las cuchillas trabajaron a destajo por dejarle seco, olvidado, deprimido y acabado. Cerró la puerta para que el mundo no encontrase ni su pulso ni sus pupilas. Se preguntaba si alguien se acordaría de él, si llorarían o si perduraría parte de su recuerdo. El ataúd sería amplio, sería su nuevo hogar. Pero alguien tira la puerta, le encuentra, le despierta de su sueño. Las venas ya no se escapan, su corazón late de nuevo, lento, con dificultad, pero se encuentra. Vuelve a vivir, vuelve a su oscuridad.


@Cris_Torregrosa y Ál. Fdez

sábado, 29 de agosto de 2015

Poco más

Se me ha acabado la ventaja y el abrigo,
todo lo perdido va cuesta abajo y con patines,
gasolina, o eso creo, entre mis venas arde,
más que para un rato, para siempre y con cárcel,
olvidado, confundido, llego pero no lo consigo
dame un poco de cancha, por ser amigos
deja que me tire en plancha y recoja el testigo
muchas horas, muchos trenes y no te inspiro.

Ocaso, llega el Sol y se funde, o se confunde
con cualquier mariposa que brilla por él,
pide permiso, antes de echar limosnas
y que la gente esconda su trozo de miel,
atravesado, sorprendido por el azar insulso,
por unas sábanas, un suspiro y un se acaba,
destronado como cada rey que pierde su espada
abatido como un psicólogo en su diván tirado.

Posibilidad de cerrar y de llegar al final
congelado y entre cubitos de hielo
persigo ese punto en el que no me dicen para,
paralizado y ofendido por el calor de la almohada,
un rato más de sueño, un rato que se apaga
perfil diestro y sin pespuntes, tu perfil junto a mi cara
se acabó lo que se ataba, se acabó sin decir nada.

Ál. Fdez

jueves, 23 de abril de 2015

Pequeño revolucionario


Pequeño revolucionario inadaptado,
te escribo desde la ausente victoria
aquella que contuvo la euforia
mientras el latido cambiaba forzado.

No es más cierto que tu crimen
a veces inapropiado, otras perfecto
fue el culmen de una vida impaciente
llevando a rastras un pasado efímero.

Ojalá encuentres en esas sábanas
la redención personificada del destino
aquel que te hizo tan grande, tan absoluto
y que lanzó al mar el polvo de tu gloria.

Hubo amor en aquellos días grises,
en esa búsqueda sin capitán
a través de un callejón sin salida,
que desolló tus venas sin piedad.

Ya no eres siervo de tus sinsabores
lograste alcanzar el frío invierno
congelando a tientas tus sentidos
para encontrar al hombre que ahora eres.


Ál. Fdez

martes, 21 de abril de 2015

A cero

Reducir todo a cero,
esa manía que engloba todo,
resolviendo la vida a nada,
volviendo a la normalidad.

Es eso que intentas conseguir
pero el vacío es tan inmenso,
tan irreductible e imperceptible,
que morir de a poco, es sencillo.

Quiero decir, que la situación,
por su cuenta y riesgo, es difícil
no he dicho que sea innegociable
prefiero cazar a ser cazado.

Describo una parte obsoleta de mi
que ha necesitado un poco de luz
porque me siento solo y se siente sola
rebuscando en la basura de mis horas.


Ál. Fdez

viernes, 6 de marzo de 2015

Lo que eras

El seudónimo de mi escalera
que no me deja aterrizar
olvidando las vocales atrapadas
en algún lugar del rellano que violamos.

Ya lo sabes, mi puerta es muy fría,
lo notaba tu espalda y mi cordura
esa que tanto me falta, a la que odiaba
recordando tu curvas tapizadas.

Me he vuelto fan del mutismo ensordecedor
que provoca el andar de los minutos
a través de tus piernas de modelo
que oxigenan con vehemencia mis sentidos.

Con ese aire tan chulesco y oprimido
que tienen sus sonrisas de soslayo
nos obligan a soltar la ropa en un suspiro
y acabar con suficiencia entre las sábanas.

Ál. Fdez

viernes, 16 de enero de 2015

Bloqueo

Soy ese perfecto inconsciente,
enamorado de los defectos,
que echa de menos a su propia cabeza
y se aferra a cualquier desgarro.
Antes moría por imaginar,
ahora, muero por no hacerlo,
Soy ese perfecto ignorante,
que resuelve sus dudas a martillazos,
sin pretéritos malsonando a su alrededor,
organizando el momento de su reacción.

Oscurece, que no es poco,
huele a miedo y aires nuevos,
a minutos de sesenta y uno
con recibo de segundos no gastados,
junto al soliloquio de un yonki literario,
ayudado y buen puesto hasta arriba de palabras,
mientras escucha a su mano crujir,
notando como la droga se oxida,
intentas mantenerla visible,
sueñas, vives y la sigues necesitando,
alivia pensar que pareces ser alguien,
pero vives inmerso en tu exigencia.

Revives, coges el boli y quema.
Los días pasan y arde.
Desquicia, preocupa y arde más.
Necesitas una dosis y estás solo,
lo sabes y no logras encontrar nada,
los estribos pierden cuerda,
el mono se liquida a tu consciencia.
Entonces la luz se enciende,
parpadea a ratos,
y se funde cada dos instantes,
lo notabas y se desvanece,
olfateas cada rincón de tu cabeza,
pero se ha largado apagándolo todo,
no has llegado a volar,
ni a sentir, ni a desbloquear.
Retuerces esos segundos de regalo
intentando encontrar las huellas,
huele otra vez a literatura
y sabes que no tendrá donde escapar.

sábado, 3 de enero de 2015

Perdón por el desamor

Recurro al deseo de abandonar
cuando la fiesta se pone interesante,
la cama se vacía de tiempo,
y vuelvo a calcular tu instante.

Pero sin reiniciar el mundo,
porque abro un agujero negro
que explota cada vez que te asomas
y necesita un big bang para empezar.

Eres la medida de todo lo que tengo,
centímetros absurdos de tela
y otros tantos de perfecta desnudez,
revientan poco a poco mis cimientos.

Sin balas, pero con el revólver cargado,
miras desafiante mi cuerpo al lado
rellenando el espacio de lascivia
y displicente con mis sentimientos.

Me rodeo de fotografías invisibles
enmarcadas en recuerdos muertos,
con velas que llenan el espacio
y acarician el humo de un adiós.

Flotando allá por dónde camino
implorando algo de atención
dando pasos en falso, solubles
al cansancio del silencio.

Una bañera inundada de lágrimas
en la que se intuyen otros sueños,
a la vez que tu cuerpo desaparece
entre el jabón que me arrincona.

Ál. Fdez