domingo, 6 de abril de 2014

Todo y nada


Le pedí inconsciencia a la mente,
para alejarte de mi mundo,
no voy a rogar como un niño,
pues no es necesario hacerlo.

Tus argucias delataron un corazón,
algo atrancado desde hace un tiempo,
atrapado entre sentimientos,
y sollozando en cada momento.

Ahora pienso sobre aquello,
y me torturan mis palabras,
fueron sinceras pero no acertadas,
fueron intensas pero muy aceleradas.

Estos versos mitigan agonía
pero aniquilan esperanza,
entre tanto me sumo al silencio
que dejaron tus huellas en mi pensamiento.


He llegado a este punto de incoherencia
de no saber a qué juego,
de no saber a qué me atengo,
a seguir inconsciente
pero también algo despierto.

He llegado al momento cumbre,
a ese momento perfecto,
cuando el horno está caliente,
y la comida en su punto.
Sabiendo que estoy alerta,
y con la cabeza bien puesta.

Aterrizan aires nuevos,
y los problemas no llegan,
cambié preocuparme,
por sonreír hasta a los árboles,
dejando a un lado las insatisfacciones,
y rescatando mis emociones.

La primavera llega,
y dicen que la sangre altera,
no hace falta una estación para animarme,
prefiero una sonrisa permanente,
aunque tenga alguna duda,
no perderla es lo que importa.

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