Esta Navidad madrileña tan nuestra. Con la gente sucumbiendo en la Puerta del Sol ante el reloj que marca las horas de toda España y junta de vez en cuando a toda la familia. Que si el cuñao pesao, la suegra, además del resto de fauna existente en cada casa y cada mesa. Pero antes de ir tan rápido a Fin de Año, parémonos en esa cena de Nochebuena que con sus sobras comemos el día de Navidad. Ese momento es el primero especial, ya sea porque Papa Noel hace acto de presencia por la noche o porque acabas a copazos con tus tíos y jugando al Tabú o mucho peor, al ¡Bingo! Y luego, ¿qué?, en Navidad con todo tu resacón por los cubatas de la noche anterior a intentar comer algo sólido para poder expulsar el alcohol de nuestros cuerpos. Con su siestecita obligada post-atracón navideño.
Con esto llegamos al día más esperado del año. Ya sea porque queramos que este último año de mierda acabe o porque deseamos que no acabe nunca y nos apetecería quedarnos en él eternamente, por el discurso de Su Majestad que todos los años nos llena de orgullo y satisfacción, o simplemente, porque nos apetece salir de fiesta con la excusa de que es Año Nuevo y por llegar a las 10 de la mañana, tus padres te aplauden en vez de echarte la chapa por llegar a esas horas. Todas las Nocheviejas son épicas ya sea por "x" o por "y". Alguien la lía o se lía, alguien se vuelve más efusivo que de costumbre y tú le sigues el rollo porque hay que empezar con alegría. Otro se pone nostálgico y así hasta un sinfín de emociones sorteadas por obra y gracia del alcohol.
En definitiva, la Navidad acaba siendo genial o también horrorosa, eso ya depende de cada uno. Sed felices y que el día de la lotería además de salud, ¡tengamos dinero! ¡Feliz Navidad!
Ál. Fdez
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